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Mostrando las entradas de agosto, 2014

Mirao

Mirando el pliegue del papel, descubrí el deseo de escribirte. Trazar tus arcos, inmortalizar tus detalles. Bajo una copa de media noche me despiertan las ganas de bañarte en vodka, reposarte en cerveza, endurecerte en whisky, suavizarte en brandy, para así beberte una y otra vez durante las madrugadas hasta embriagarme infinitamente de ti. Tus labios me saben a porros y mapales que bailan al compás de la saliva. La lengua es nuestra baldosa donde zapateamos, mientras suenan los currulaos de nuestras babas. Allí donde nace la cumbia es donde quiero florecerte, como los cerezos en primavera.

Mujer

Mujer de mi tez, de locura divina ¿Es de insensatos proferir a gritos un amor como el tuyo? En los polvos y en los ríos somos lo que lleva el aliento. Somos a la vez los prodigios de besos que vencen, que logran callar el mundo con nuestro roce de labios. Mujer de mis sueños, piel amada ¿Acaso me siento tuyo en las copas de vino de madrugada? Ebrios de pasión, sedientos de cariño, así somos. Me devoras por completo con una dulce mirada y yo me dejo morder de tus labios como fiel carnada. Mujer de suspiros, mujer de deseos. Las memorias van a ser nuestro fiel vapor. Sé que sientes el ardor masoquista de mis colmillos en tu espalda y el rasguño de mi barba en la senda de tu cuello, el tintineo de las alas de mariposa en tu collar de rubor. Solo queda decirte lo que eres: Mujer. Eres una senda que comunica la luna con mis letras, tinta de calor que hemos sembrado en la almohada. Y mis sabanas son un campo de algodón para ti. ¿Acaso sabes todo lo que enloquezco por ti...