Ir al contenido principal

Carolina

Soy un criminal porque me enamoré de ti
y en estos tiempos de locura,
creer en el amor es no tener cordura.
Que por quererte me receten hasta rivotril.

Que, ojalá, me aprisionen por loco
pero que mi eterna cárcel sean tus labios.
Pues con tus besos me transporto poco a poco
al universo que construimos entra sábanas,
tragos, caricias y secretos cálidos.

A ti no te escribo como a la luna,
ni te recito como a la noche.
Te recito como perfectamente Pedro Pastor
dedicaba selvas verdes a las partituras.

Te recito con las ganas de quedarme
derretido en tu piel.
Pues eres un meteorito de locura, pasión
y amor, que cayó en mi corazón
en forma de sexy mujer.

Tú haces que el verbo enamorar
sea cada vez más grande. Haces que Dios
se cuestione de si existen nuevas formas de amar.
Pues estamos perfectamente hechos para
habitar nuestro amor tan adictiva-mente imperfecto.

Se que son veinte y la cama
y las noches contigo son como recitar lluvias en las dunas.
Se que los desiertos a tú lado no se viven con sed
y que los glaciares más inmensos
se derriten con la presencia de tu ser.

Se que las guitarras tiemblan al verte
pues componen mil canciones en un segundo
 con tu figura.
Tus cabellos dorados son mil atardeceres
que llenan mi boca de anaranjado para
pintarte besos que desnuden mi cordura.

En tu espalda hago un mapa
para viajar por tu vientre.
Encontrar el tesoro de tus nalgas
y tallarme en el alma
tu erotismo que me desquicia
y me de hambre de versos, con solo verte.

Son whisky y la damas.
Son tú y las princesas.
Son reinos con tronos para ti
son mis labios llamándote alteza.

Son reinas en ballets
con champan en los dedos.
Embriagada en la noche
nuestro universo va por
las calle sin freno.

Atropellamos estrellas,
fornicamos cielos,
inhalamos lunas
y parimos versos.

Gemimos amores,
enterramos sufrimientos,
recitamos colchones,
y somos alfareros
de nuestros propios secretos.

Le producimos orgasmos a la poesía,
pues no sigue el ritmo de nuestro malabares.
Tus ojos encajan con mi sonrisa,
y tus te quiero provoca tsunamis en mis mares.

Es tú nombre el que pide mi corazón,
ya mi corazón cambio de talla.
Sabes que mi alma ya no está escondida.
Mis venas piden tú calor,
y tu nombre es revolución de amor en las más grandes batallas,
pues lo que inspira a que las mariposas sigan volando
 eres tú, Carolina.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Fragmentos Inútiles: insilio

  Vasili Kandinsky - Amarillo, rojo y azul Qué raro, verdad, que una mujer no pueda olerse como la huele el hombre. Aquí exactamente. No te muevas, déjame. Olés a jalea real, a miel en un pote de tabaco, a algas aunque sea tópico decirlo. Hay tantas algas, la Maga olía a algas frescas, arrancadas al último vaivén del mar. A la ola misma.  Julio Cortázar   Principalmente se invoca una norma griega ancestral: la justicia no tiene principio en el tiempo ni tiene propietario, es decir, responde a un orden eterno, universal e impersonal. Claudio César Calabrese, Ethiel Junco Ernesto San Epifanio dijo que existía literatura heterosexual, homosexual y bisexual. Las novelas, generalmente, eran heterosexuales, la poesía, en cambio, era absolutamente homosexual, los cuentos, deduzco, eran bisexuales, aunque esto no lo dijo.  Roberto Bolaño España vive sumida en el hedonismo mediterráneo y a mi me encanta vivir así.  Manuel Ambrosio La <<realidad>> acecha const...

Las cadenas

Punta del Diablo, Uruguay 26 de febrero del 2020  I Las cadenas se han oxidado. Ya no es oro lo que brilla, ahora es la mirada azuleja de un mar en paz. La tierra nos habla en forma de susurros matutinos y las olas bañan un corazón de roca al borde de las playas, ablandándolo un poco más, pero la mayoría de veces somos desiertos vivientes sin darnos cuenta que poseemos mil y una dunas dentro. Las palabras cálidas se gastaron para volverse verbos secos. ¿Salvarnos o apresarnos? Solo el color de las orquídeas puede respondernos y lo hace constantemente, en silencio. Ese tipo de silencio que se encuentra en la mirada entre amantes, en noches de luna llena, en madrugadas costeras. (¿Por qué nos gritará tanto el sigilo?) Las hojas y el hombre poseen las mismas venas, se bañan con la misma luz, aman igual. El error: nuestra piel quiere definir lo que solo el alma puede percibir. Es la magia del Otro Mundo la que tenemos en las palmas y para eso no existe taro...

Métete en mis ojos.

Me gusta como estas. Falda roja como los tomates secos o húmedos, no se. También complementas esa forma de caminar con un mirado de felino, siempre apacible a el sol, a las nubes, a las violetas. Pero sin embargo lo primero que haces es recostarte en el sofá, mirar el cielo y darle una calada a tu cigarrillo, y mierda, si que tienes temple, me digo yo. Te paras me miras y ni me notas aunque sabes que te quiero besar, que te quiero invitar a la playa a tomar cocteles o irnos en crucero hasta Madagascar. Lo sabes pero sigues caminando hacia la ducha. Te veo la silueta y me digo, mierda, como no soy barco para navegar esa piel. Me imagino la vida de marinero en tu cuerpo, y como será ir de pesca en tu cabeza, llenar mi malla de tus pensamientos. Me hundo en un vaso de whiskey y me quedo viendo el piso, que se convierte en olas y a la vez en mareo, que dibuja fantasías ante mis ojos. Que vida tan loca, me digo. Sales y los rayos de la mañana te arañan la piel. Nos vamos a la nada, te ...