Los
besos son una firma, una huella, un sendero.
Son un manto tejido a la medida de quien lo viste,
o quizás, son un autógrafo escrito sobre los labios.
Los besos viajan y conocen, llevan el instinto encima.
Algunas veces son devoradores salvajes y en otras
ocasiones están sometidos, entregados, tímidos.
Cargan agravios, risas, frustraciones y alegrías.
Son tiempo detenido o, si prefieres, instante
eterno. Quizás, contacto efímero y fugaz.
Pero cuando los labios colisionan, forman figuras
y unen versos. Crean ríos y desafían mares, pues
los besos también tienen sueños y fantasías.
Viven y piensan.
Los besos respiran por los poros. Sudan,
bailan, y se embriagan de otros. Algunos
tienen adicciones insuperables; otros nunca
olvidan, nunca superan.
Se visten de saliva y tienen musas. Algunos son
poetas y otros se mueren en las caderas de
una mujer. Desafían la vida y la primavera.
Besar es vivir varias vidas y morir muchas veces.
Los besos revolucionan. Transforman el amor
en música, poemas y símbolos. Los besos perduran
en la memoria de quién los recibe.
Son un manto tejido a la medida de quien lo viste,
o quizás, son un autógrafo escrito sobre los labios.
Los besos viajan y conocen, llevan el instinto encima.
Algunas veces son devoradores salvajes y en otras
ocasiones están sometidos, entregados, tímidos.
Cargan agravios, risas, frustraciones y alegrías.
Son tiempo detenido o, si prefieres, instante
eterno. Quizás, contacto efímero y fugaz.
Pero cuando los labios colisionan, forman figuras
y unen versos. Crean ríos y desafían mares, pues
los besos también tienen sueños y fantasías.
Viven y piensan.
Los besos respiran por los poros. Sudan,
bailan, y se embriagan de otros. Algunos
tienen adicciones insuperables; otros nunca
olvidan, nunca superan.
Se visten de saliva y tienen musas. Algunos son
poetas y otros se mueren en las caderas de
una mujer. Desafían la vida y la primavera.
Besar es vivir varias vidas y morir muchas veces.
Los besos revolucionan. Transforman el amor
en música, poemas y símbolos. Los besos perduran
en la memoria de quién los recibe.
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