Te busco en las esmeraldas dormidas de tus ojos
pero te encuentro en las noches de invierno.
Te pienso en mi reloj de segundos eternos
pero te apareces en las rosas y su sonrojo.
Si pudiera te tatuaría la luna
pero tu piel no conoce las estrellas.
Solo si me vieras escondido en la bruma
te darías cuenta que nuestro amor es primavera.
Tus pasos son nieve en verano
y tu voz una tormenta de agua dulce.
Mis manos buscan embriagadas tus manos,
pero tú frío insensato apaga mis luces.
Y que bien luces en las fauces de mi jardín,
lastimosamente solo me regalas tus espinas.
Si mis dedos llegaran a su fin
no podrían buscar los pasos por donde caminas.
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